domingo, 5 de junio de 2011

Carl Fabergé y los huevos de Pascua



Carl Fabergé nació en San Petersburgo en 1846. Hijo de Gustav Fabergé (1814-1861), quien había abierto una joyería en San Petersburgo en 1842, perfeccionó  su formación en Alemania Frankfurt y viajó a Gran Bretaña, Francia e Italia. En 1870 se puso al frente de la empresa de su padre. En 1884 diseño su primer  huevo de Pascua hecho para el Zar Alexander III que se convirtió en un regalo para su esposa, Czarina María. El huevo entusiasmó al Zar y este prendido de su belleza decretó que Fabergé haría un huevo de Pascua cada año para María. Fabergé diseñó los huevos de Pascua durante otros once años hasta que Alexander III murió. Entonces Nicolás II, hijo de Alexander, continuó la tradición. Fue convenido que el regalo de Pascua tendría una forma del huevo y llevaría siempre una sorpresa. Estos proyectos se convirtieron en prioridad superior de la compañía y fueron planeados y trabajaron siempre por adelantado, un año o más. La sorpresa se mantendría siempre en secreto.



Los diseños para los huevos imperiales fueron inspirados por los trabajos de arte históricos que Fabergé imitó o copió de sus recorridos o del Hermitage. Sin embargo, hay una representación de la historia rusa en el diseño de un número de estos huevos. Había huevos para conmemorar la coronación del Zar Nicolás II, la terminación del ferrocarril siberiano y otros aniversarios. Había huevos que representaban el yate imperial, la catedral de Uspensky, el palacio de Gatchina, y durante la época de la guerra, de la Cruz Roja y de los militares.

La fuente primaria de la inspiración de Fabergé vino de los trabajos de siglos anteriores. El esmaltar translúcido era una técnica valorada en el siglo XIX que requirió varias capas el esmalte aplicado y el cocido del objeto en un horno después de cada capa. Sin embargo, solamente un número pequeño de colores fue utilizado en este siglo, y así que Fabergé al experimento y pronto prosperó. El más estimado de éstos era el esmalte de la ostra que varía de color dependiendo de la luz.

Los materiales usados por Fabergé incluyeron los metales como plata, oro, cobre, níquel y paladio, que fueron combinados en proporciones que variaban para producir diversos colores. Otra técnica usada por los orfebres franceses del siglo XVIII y Fabergé implica un teñido simple del trabajo terminado usando piedras y el esmalte.

Otra técnica usada por Fabergeéincluyó el "Guilloche", un tratamiento superficial que podría hacer ondas y estrías en el diseño y se podría hacer a máquina o a mano. Fabergé utilizó las piedras naturales encontradas a menudo en abundancia en el área. Éstos incluyeron el jaspe, el bowenite, el rodonita, el cristal de roca, la ágata, el cuarzo de la aventurina, el lapis lázuli, y el jade (nephrite sobre todo, aunque él utilizaría a veces el jade). Las piedras preciosas incluyendo los zafiros, los rubíes y las esmeraldas fueron utilizadas solamente para la decoración, y se usaban en corte redondo. Los diamantes eran típicos. Las piedras semipreciosas eran granates, olivinas...


Los Huevos de Pascua incluyen una serie de señales que indican una serie de datos. Las marcas de los huevos incluyeron la estampilla del orfebre supervisor. Antes de 1903, éste sería Michael Perchin (aparecen dos líneas verticales ensambladas en la tapa, como la letra “pi” ) para los huevos de Faberge. Después de 1903, sería Henrik Wigstrom ( HW ). También habría marcas rusas del análisis. Éstos demostrarían la pureza del metal precioso. La pureza del metal fue medida en "zolotniks". Cuatro "zolotniks" equivalen a un Quilate, oro de 14 Quilates = 56 zolotniks y oro de 18 Quilates = 72 zolotinks . La plata esterlina sería 91 zolotniks . También habría un sello de la ciudad o de la región del origen. Para St. Petersburgo, el símbolo eran anclas cruzadas y para Moscú, San  Jorge y el dragón. En 1896 el Zar  Nicolás II decretó una cambio, de las marcas localizadas se pasaría a una marca nacional, una  mujer que usaba un kokoshnik .


Historia más reciente de los huevos Fabergé.
Cincuenta seis huevos imperiales fueron hechos, 46 de los cuales se han localizado hoy y otros dos que conocemos por haber sido fotografiados. Otros doce huevos de Pascua fueron encargados por Alexander Ferdinandovich Kelch, dueño de la mina de oro de Siberia. Sin embargo, la colección imperial del huevo de Pascua encargada por el último del Zar ruso es la más valorada.

Las ocasiones en las que se ha subastado un huevo, han sido siete. El “Huevo Cuco”, fue vendido en 1975 por Christie’s en Ginebra en la suma, entonces impresionante para un objeto de este tipo, de 190.000 dólares. Fue su comprador Bernard Solomon, de Los Ángeles, que en 1985 puso su huevo en una tarima de subastas, otra vez.


El escenario fue en esta ocasión Sotheby’s de Nueva York, y la pieza, estimada en unos 300.000 dólares, fue objeto de una recia puja que concluyó con la victoria, 1.760.000 dólares mediante, del editor Malcolm Forbes, ya por entonces el más conspicuo coleccionista de objetos de Fabergé. Pero los records, ya se sabe, están destinados a ser superados. En junio de 1992 el “Huevo Trofeo de Amor o Corona de Laurel”, encargado en 1905 para  Nicolás II para la zarina Alexandra, fue vendido en Nueva York en 3.100.000 dólares. Y en noviembre de 1994, el “Huevo de Invierno”, creado en 1913 y con el encanto adicional de habérselo considerado perdido hasta 1984, alcanzó el record de 5.600.000 dólares. Este mismo huevo se ha vuelto a subastar en abril del 2002 por la sala de subastas  Christie’s, llegando a pagar un anónimo comprador 9.500.000 de dólares.


También le toca a Christie’s lanzar el anuncio de que en el 2002 pondrá en sus salas de Nueva York el “Huevo Cono del pino ”, pieza que si bien no integra el selecto catálogo de los encargos imperiales, fue creada por Fabergé para satisfacer las aspiraciones del empresario minero Kelch, quien deseaba obsequiarlo a su mujer Bárbara Petrovna Bazanova en la Pascua de 1900.Christie’s estima su precio entre 3,5 y 4,5 millones de dólares.


La pieza, que guarda las formas externas de una piña de pino, como reflejo del origen siberiano de la fortuna de Kelch, está realizada en oro cubierto de esmaltes verdes y con realces en diamantes rosados, y conserva en su interior un juguete autómata: un elefante enjaezado que avanza, mueve la cabeza y agita su cola.


Fallecido Malcolm Forbes, en cuyo haber lucen doce huevos de Fabergé, fuera de juego tanto la reina Isabel II de Inglaterra, con diez piezas en su real colección, como los mismísimos museos del Kremlin, que atesoran otros diez ejemplares, los aspirantes al “Huevo Cono del Pino ” podrían aparecer entre los nuevos protagonistas del mercado.

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